Roberto

Cuando Isa llegó a São Paulo no conocía apenas a nadie y pasaba mucho tiempo paseando sola por la ciudad. Un domingo, visitando el mercadillo del barrio japonés de Liberdade preguntó en un puesto de pendientes de origami dónde podía encontrar una tienda de papeles y así fue como conoció a Roberto. Al volver de la tienda le invitó a sentarse a su lado y le enseñó a doblar figuritas tradicionales japonesas (la rana, la grulla, el conejo) mientras le contaba las historias de cada una de ellas. Estuvieron doblando papeles toda la tarde y cuando se despidieron se sentían ya como viejos amigos.

Roberto nació en Brasil pero sus rasgos y sus gestos son japoneses. Cuando Isa le conoció tenía sesenta y tres años. Es bajito y menudo, pero da unos abrazos de oso. Aunque no habla japonés, escucha y habla como un oriental, o como los occidentales nos imaginamos a los orientales: enuncia sus frases despacio, vocalizando maravillosamente las palabras y transmite una paz que llega al alma. Cuando buscábamos piso nos ayudó y acompañó a Isa a ver dos o tres apartamentos. Un día nos invitó a cenar. En su casa tiene una terraza grande repleta de aŕboles, plantas y flores. Vive con su madre, ya muy mayor, y nos enterneció ver el cuidado y el respeto con el que la trataba. Tiene una finca en Mato Grosso, a dos mil kilómetros de São Paulo, y dos o tres veces al año conduce su camión hasta allí para ir a plantar árboles, levantar una cerca o instalar un depósito de agua. Nos enseñó unas fotos preciosas. Su mujer murió hace algunos años y tiene una hija regordeta que es jugadora de hockey profesional o casi profesional.

Las últimas veces que habíamos ido al mercadillo no habíamos visto su puesto. Ayer volvimos y le encontramos. Los ojos se le humedecieron al ver a Isa, nos enteramos de que era su cumpleaños y le dijo que verla era su regalo. Lleva una época mala. Hace algunas semanas sufrió un secuestro express en la autopista. Los secuestradores le tuvieron una hora dando vueltas de cajero en cajero hasta desvalijarle, pero por suerte no le hicieron nada más. Además, está enfermo. No saben muy bien lo que tiene. Ha empezado un tratamiento pero no funciona y en las próximas semanas tiene que hacerse nuevas pruebas, pero no nos quiso hablar mucho sobre eso. Se emocionó mucho cuando Isa le dijo que estaba embarazada y nos dió la enhorabuena con uno de sus abrazos de oso. Al irnos le regaló a Isa una grulla de papel para que le diera suerte. Y le dejamos allí en su puesto con una lagrimita en los ojos mirándonos mientras nos alejábamos.

origamis

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3 Responses to Roberto

  1. Raúl says:

    Una historia preciosa, tanto como las figuritas de origami que hoy muestras en tu entrada y, sin ir más lejos, el maravilloso icono que luzco todos los días en los comentarios que hago a través de esta plataforma. Muchas gracias, Isa, por tu regalo. La sensibilidad y la creatividad están al alcance de muy pocos. Enhorabuena a ambos por vuestro bebé y por esa relación tan bonita que tenéis con Roberto. Espero que supere su enfermedad. Un abrazo.

  2. Marta V says:

    Nacho, no sabia nada!!! Enhorabuena! que alegria. Un besazo para los dos. Marta

  3. celeste says:

    Qué bonita historia. Felicidades 🙂

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